Empezando con la acertada elección de las instalaciones, pasando por la esmerada documentación ofrecida a los asistentes, que sirvió de gran apoyo a las intervenciones ofrecidas en clase, terminando por la dedicada atención dispensada por la organización en la persona de Virginia Vila, este seminario ha sido todo un acierto.
Mención aparte merecen los dos expertos de primera fila sobre los que recayó la difícil tarea de comprimir en dos días la materia que daba título al seminario y que es la única pega que, a priori, se le podría haber puesto al curso, esto es, tratar de resumir en dos días una materia que es el contenido de cursos de varios meses de duración. A pesar de lo complicado que pudiera parecer, la experiencia del IIR una vez más sirvió para demostrar que sólo por sus resultados demostrados se entiende que haya conseguido mantenerse tantos años en un sector con tan fiera competencia. Los dos días del curso sirvieron para dar una visión general de la gestión urbanística pero entrando en los puntos que generan más problemática con gran grado de detalle, incluso dando lugar a preguntas que sirvieron para esclarecer aún más los conceptos enseñados.
En síntesis, este seminario sirvió a los asistentes para clarificar, por un lado, buena parte de la maraña de regulación proveniente de las distintas administraciones con competencia en el tema y cuyo objetivo, por difícil que resulte creer a veces, es ordenar el mundo del urbanismo, y por otro lado sirvió para aclarar conceptos sacando a la luz los problemas ordinarios a los que se enfrenta toda empresa cuya actividad se encuentre relacionada con esta materia. Precisamente la ha tratado de arrojar algo de luz la recientemente aprobada Ley 8/2007, del Suelo que no obstante sus buenas intenciones se enfrenta, como a nadie se le escapa, a la distribución de competencias que tenemos desarrollada en España lo que le dificulta entrar de lleno en los principales problemas a los que se enfrenta la gestión urbanística en nuestro país.