El arquitecto español Santiago Calatrava es mundialmente conocido por sus obras arquitectónicas y de ingeniería de magnífica estética y famoso por los pleitos millonarios que se generan a su alrededor; el último en el que se ha visto involucrado es el que protagoniza como autor del puente Zubi Zuri.
La historia se remonta a los años 80, cuando el Ayuntamiento de Bilbao quiso dotar a sus administrados de un puente que uniese ambas orillas para evitar los largos trayectos que los ciudadanos de la zona tenían que recorrer para cruzar el río, bien a través del puente del Ayuntamiento, bien a través de llamada Solución Centro.
En ese momento se decidió ofrecer a los ciudadanos de Bilbao algo más que una simple pasarela peatonal: un icono de la ciudad, un símbolo de la nueva Bilbao, un atractivo turístico y, en definitiva, una obra de arte de increíbles dimensiones y, además, peatonal. Para ello, contrató los servicios del estudio de Santiago Calatrava y en 1990 comenzaron las obras. Siete años después, el 30 de mayo de 1997, se inauguró el puente coincidiendo con la apertura casi simultánea del Museo Guggenheim.
Finalizadas las obras e inaugurado el puente, los ciudadanos observan que el diseño resulta poco funcional debido a que el puente conecta el Campo de Volantín con Uribitarte pero no con la Alameda de Mazarredo, que es una calle más alta que permite al acceso al centro de la ciudad. Aquí es donde empiezan los problemas.
Las autoridades locales contratan en 2006 al arquitecto Arata Isozaki el diseño y construcción de una pasarela práctica que conecte uno de los extremo del puente con el paseo de las Torres Isozaki Atea, salvando de esta forma el desnivel de 90 escalones existente entre la orilla del río y la zona centro.
Al poco tiempo, Calatrava se persona en el puente y observa como su construcción ha sido alterada de forma notable, viendo vulnerado así su derecho moral a la integridad de la obra; en concreto, Arata Isozaki había ampliado la pasarela principal varios metros, el diseño de esta ampliación era diametralmente diferente al suyo creando un extraño contraste con la obra y se había tenido que cortar una de las vallas originales que recorrían la estructura del puente. Ante estos hechos, Calatrava inicia en 2007 acciones judiciales contra el Ayuntamiento de Bilbao y las promotoras inmobiliarias Vizcaína de Edificaciones y Larian 95 por vulneración de sus derechos morales.
El 16 de noviembre de 2007, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Bilbao dicta sentencia poniendo de manifiesto que el Derecho de Propiedad Intelectual no es un derecho absoluto y puede flexibilizarse en los casos en los que va aparejado a la necesidad de funcionalidad vial o urbana. El Juez Edmundo Rodríguez determinó en esta sentencia que, en efecto, los derechos morales de Santiago Calatrava habían sido vulnerados; sin embargo la utilidad pública debía prevalecer frente a éstos. La sentencia fue muy celebrada por las autoridades locales, pero Calatrava no quiso dejar ahí el asunto y recurrió a una instancia superior.
Esta instancia superior, la Audiencia Provincial de Bizkaia, se ha pronunciado: Reconoce la vulneración del derecho moral a la integridad de la obra de Calatrava, no otorga prevalencia al interés general ycondena al Ayuntamiento de Bilbao a pagar una indemnización de 30.000 euros al arquitecto.
En el siguiente post de este blog analizo la sentencia de la AP de Bizcaia, de absoluta relevancia para arquitectos, ingenieros y abogados de propiedad intelectual.