Burger King experimenta con las monedas virtuales creando su propio token: Whoppercoin.
La Sexta TV publica un interesante artículo (escrito por la periodista Agustina Pozzi Ruiz), en el que me citan, sobre esta peculiar moneda virtual creada por Burger King: Bitcoin llega a máximos, Burger King lanza Whoppercoin y los bancos no quieren perdérselo. ¿Es realmente una moneda virtual como el bitcoin, es un token creado a partir de un smart contract o solo un número apuntado en un una hoja de cálculo y vinculado a un usuario concreto? Según la críptica información que ofrece The Verge (Whoppercoin is a cryptocurrency you can eat or trade), da la sensación de que se trata de un token con el que se puede negociar y que, según apunta BBC (Burger King launches WhopperCoin crypto-cash in Russia), los comensales pueden usar en restaurantes de la cadena en Rusia.
Las monedas virtuales tienen, a día de hoy, un destino muy definido, la especulación, según destaca en la noticia mi socio en NevTrace, Alberto Gómez Toribio: «Las criptomonedas se utilizan para comprar en Internet, pero la mayor parte de su volumen se utiliza para invertir en las ICO y para especular». Es un matiz que comparto en el blog de Bankinter: Pablo F. Burgueño, experto en criptomonedas: El 90% de la actividad del bitcoin es especulación.
La noticia publicada por La Sexta también destaca un aspecto esencial: la prevención del blanqueo de capitales. Indica la noticia que «expertos como el abogado Pablo Fernández Burgueño, también colaborador de Europol, alerta sobre las posibilidades de uso de criptomonedas para blanqueo de capitales» y hace alusión a «un estudio de la Unión Europea publicado en junio [que] lo respalda indicando que el anonimato es uno de los peligros de las monedas virtuales».
Es evidente que si la Whoppercoin puede ser usada en mercados paralelos como medio de pago y elemento de cambio, la posibilidad de que sea empleada para fines ilícitos existe. No obstante, también es posible usar para dichos fines un camión cargado de cabezas de ganado o de balas de heno. Lo que se debe hacer es impulsar políticas de libre uso de esta tecnología combinadas con sistemas eficientes de fiscalización. Para ello, en los grupos de debate a los que he podido acudir en Comisión Europea y Europol, buscamos soluciones prácticas que atraigan mercado e inversores y traten de desincentivar las malas prácticas con esta tecnología.
Blockchain, los smart contracts y los tokens se están haciendo, poco a poco, un hueco en nuestras carteras.